miércoles, 19 de septiembre de 2007

Ojos especiales (15-sep-06)

Esos ojos brillaban como el sol cuando sabe que ninguna nube vendrá, cuando tiene asegurado el placer que será contemplado por todas las personas ese día. Aquellos ojos eran los más intensos, creadores de espejismos, iniciadores de torbellinos y temblores, representaban saberlo todo cuando nada comprendían; pero, ¿Cuánto puede saber un ojo? Redondo ojo, que ve la vida pasar sin saber porqué está destinado a ver, ni a qué clase de cerebro comunica.

¿Lo que quieras? Yo lo acepto, el aroma a pino pronto desaparecerá, y ese mosquito ha quedado profundamente agradecido. ¿Ojos tardíos? ¿Lloras hoy, por la pena de ayer?

Se todo lo incrédulo que debas, la cuota necesaria, pero yo te afirmo que el otro existe, existe y te busca tanto como tú a él, aunque seas mudo, mudo de pasión, de la pérdida de la conquista que alguna vez comenzaste a realizar, sólo tienes que continuar la lucha y esquivar aquellas ráfagas de arena para escalar el monte, que él se dirige hacia el monte, que él te busca, que él te está encontrando mientras tú lo pierdes.

¡Corre! Cada curva que tomes será la correcta, el camino más corto es el que estás realizando, aun cuando te parece una trayectoria complicada.

Siente la textura del camino, prueba su sabor e inspira su color. Cada agua que has de beber aprovéchala y vívela como si fuera la primera, el tónico de la salvación, el antídoto perfecto contra todo mal, libre serás.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Sombra (21-oct-05)


Vivía en plena ciudad. Ya había anochecido y Agatha había olvidado que en la tarde había leído afuera, olvidando su libro en la leñera. Sentía intensas ganas de leer y había tormenta, por lo que cogió la gran parka de su padre y se la puso. Era tan grande que comenzó por el gorro, luego introdujo sus brazos en la parka que colgaba de su cabeza, hizo un esfuerzo por lograr sacar sus manos fuera de las mangas y abrocharla.
Y así salió al patio. Prendió la luz de afuera. Mietras caían rayos comenzó a caminar. Por la luz encendida, veía los árboles iluminados en la parte inferior, y, por los rayos, a ratos en la parte superior. A medida que avanzaba se dio cuenta de que veía más árboles de lo normal, cada vez se hacían más espesos, y, de pronto, se encontraba en medio de un bosque.
Por fin divisó la leñera al final del sendero. En un suspiro, vio su sombra en el suelo, era la suya, terminaba en punta debido al gorro de la parka que llevaba puesta.
Cayó un rayo, su sombra se iluminó por un segundo y luego se distinguió nuevamente, pero esta vez miles de gusanitos salían de la sombra, llevándosela hasta que ya no quedó sombra. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Agatha, levantó la vista y se encontró con la puerta de la leñera -al fin-, la abrió y cogió rápidamente el libro, pensando que todo aquello había sido una alucinación. Dio media vuelta con una linterna que halló en la leñera firme en su mano, tiritó y una lágrima rodó por su rostro cuando se encontró de frente con el espeso bosque. Se preguntaba cómo podía ser posible, si ella vivía en plena cuidad, esto debía ser un sueño, una pesadilla.
Tiritando, con el libro aferrado a su pecho y en la mano derecha la linterna, caminó muy lentamente, ingresando al bosque. Sólo pensaba en entrar a su casa, cobijarse en ella, junto a su familia, no salir de ahí nunca más.
Caminaba a pasos cortos, todo lo que podía ver eran las siluetas de los árboles, uno tras otro, la luna brillando tanto y tan grande que encandilaba. Los rayos habían cesado.
De pronto, escuchó el aullido de un lobo muy cerca de ella, con lo que decidió echarse a correr. Corrió y corió sin cesar, hasta fatigarse. Ya habrían pasado unas tres horas desde que salió de su casa cuando finalmente la divisó. Se abalanzó sobre la puerta y la cerró tras ella tan rápido como pudo. En frente de ella, su padre, que se encontraba leyendo el periódico tal como estaba cuando ella salió, se dio vuelta y le preguntó:
- Pero Agatha, ¿qué te ha sucedido? Hace dos segundos cerraste la puerta por fuera. Diste media vuelta y te precipitaste hacia dentro.
- No me fastidies, papá. -Dijo ella- Es que no puedo creer que yo me haya desaparecido como tres horas y tú no hayas hecho nada por ver si yo estaba bien.
- ¡Te volviste loca! -Le contestó el padre- Si apenas alcancé a bajar la vista para leer el periódico luego de que saliste, y ya has vuelto a entrar.
- ¡Qué dices! Si por poco no llego viva. ¡Me han robado la sombra, papá! -Exclamó llorando- ¿Qué sigue? ¿Mañana ya la luz no se reflejará en mí, me haré invisible?
- No seas tonta, niña. No ves la sombra porque la luz artificialno te deja. Ya veo que no quieres ir a buscar tu libro. Mejor vete a la cama, que ya es tarde.
Recién entonces Agatha se dio cuenta de que el libro y la linterna ya no estaban en sus manos, y de que según el reloj de la pared no había pasado ni un minuto desde que salió. Se fue a dormir.
Pasado el tiempo, sólo ella parecía notar que no tenía sombra, sin embargo, la gente se sorprendía cuando Agatha les hablaba, era como si no fuesen capaces de notar por ellos mismos
su presencia...

Ensayo: EL ARTE DE CAMINAR

El arte de caminar es el hecho de lograr trasladarse de un lugar a otro utilizando el propio cuerpo. Para realizarlo uno suele flectar una pierna y avanzarla hacia delante, para así apoyarla y luego realizar el mismo movimiento con la otra, y así sucesivamente. La espalda debe ir erguida y la cabeza de manera tal que se pueda ver el suelo inmediato y el camino a seguir.

De manera distinta, otra definición de caminar puede ser “levantar alternadamente y con gracia las rodillas mientras se observa al mundo avanzar hacia uno, moviéndose bajo los propios pies”.

Mi caminar favorito consta de pisar suave sobre el terreno, ir sin prisa y observar el rededor, que cada huella quede marcada en mí, que pueda oler el aire a cada paso. De preferencia camino en lugares abiertos, sin muchos vehículos, y tengo el caminar como mi primordial medio de transporte. Así de importante porque es el medio que permite utilizar más eficazmente la energía: se ahorra en combustible, no contamina (dos puntos excesivamente importantes para el mundo actual, en el que se requiere del ahorro máximo de energía debido a la escasez y los problemas derivados del calentamiento global), despeja la mente me mantiene vital.

Hay a quienes no les agrada caminar y siempre pagan para subirse sobre unas ruedas y así poder evitar la flexión de rodillas, o tal vez lo hacen para aprovechar mejor el tiempo y poder quedarse unos minutos más en casa frente a la pantalla. Las personas que lo hacen, y tengo fe en ello, lo hacen porque nunca han probado el caminar como una alternativa de vida. Alternativa de vida digo, porque cuando se acostumbra a utilizar el caminar como quien realiza un deporte, la actividad se relaciona con todos los demás aspectos de la vida, se vuelve un vicio natural y deseamos hacerlo, lo necesitamos cuando tenemos un problema, queremos festejar, cuando queremos liberarnos de excesos de energía de cualquier tipo, para relajarnos, pasear para entretenernos, etc., se convierte en una actividad esencial para el ser. Volviendo a las personas que evitan caminar, son seres mentalmente discapacitados para hacerlo, a quienes les encanta tener la agenda llena, bajarse de vehículos corriendo y gritar a los demás, disfrutan de vivir en “Fast Lane” como nadie.

Distinto es cuando la discapacidad para caminar radica en lo físico. He aquí un terreno desconocido para mí, el arte de no poder caminar, sin embargo, es gente que consigue renovar su energía de otras maneras.

Me permito usar este espacio para proponerle a la gente que salga unos minutos antes de sus casas para utilizar sus pies en vez de tarjetas, monedas o llaves, que es la manera más limpia que existe para bajarse del carro de la rutina en un mundo globalizado que se mueve rápido, es la función vital más simple que nos despeja y permite darle un respiro al planeta. Además, podemos utilizar estos paseos diarios para observar detalles, mantener una buena conversación, reflexionar, imaginar… Y podemos caminar de tan variadas maneras, para que no se vuelva rutinario ni aburrido.

martes, 11 de septiembre de 2007

13 - Mar - 2006

Y la silla en que estaba se volvió, la habitación entera rápidamente giró, mis cabellos colgaban hacia arriba.

Me declaró todo su amor y eso me entristeció, sin embargo, el sufrimiento terminó otorgándome felicidad. Me costó, pero lo comprendí, estaba al revés en el mundo. Entonces, logré ver mi reflejo en aquel espejo, el cual se había negado a reflejar mi imagen en el anterior intento. Y me vi. Lucía enteramente demacrada, comprendí que sería producto del cansancio, del agotamiento acumulado por toda mi vida. Pero no estaba segura de ello, no tenía claro si lo que sentía -o lo que creía sentir- era real o parte de mi inverso sentir.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Hombre de fierro

Estaba arrojado en aquel punto de su vida, ese, donde todo era confuso, así como si el vapor hubiese empañado sus lentes y el apunamiento no lo dejara oír bien, además de no identificar las texturas y ser incapaz de separar las mezclas de olores..

Un día, preso de aquel punto, punto negro dentro de la vida blanca, se levantó, y al ver sus uñas recién captó que el tiempo había pasado. Pero, ¿qué sucedió mientras sus uñas crecían? No era capaz de recordarlo. Era como si su cerebro hubiese estado muerto durante ese tiempo, muerto desde que entró al punto negro, desde que se dejó abrazar por la oscuridad y ya no luchó por salir de ella.

Hombre de fierro, a ver cuándo te quitas el punto de encima.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

COMO UNA PELÍCULA

Como una película todos los últimos momentos pasan por mi cabeza, porque lo sé, pronto llegará el fin. Se acerca el día, pronto estaremos todos en ese auditorio.

Claro, agradable promesa hicimos sobre el pasto mojado. Podría decirte que ya nuestro sufrimiento terminará. '¿Cómo?' Me dirás. ¿Cómo no? Si muertos liberaremos las almas, y así como no habrá prisión para ellas, no existirán distancias espaciales ni temporales. Mantendremos el concepto, porque claro, un círculo no deja de serlo al darnos cuenta de que sólo posee dos dimensiones.

La muerte es matemática. Matemática libre de números y nomenclaturas. Es pura, como el universo.