lunes, 19 de mayo de 2008

No.

Puedo morir. Hay cosas que no puedo controlar, hay cosas que ni alcanzo a concebir, el estómago se me está destruyendo. No existe comprensión posible. Hace varios días que es de noche. Ni me molestaré en entender, nada. Es de noche. Es un cubículo de baño, frío. Es la vida que se desvanece, que se destruye. No se puede colgar de una estrella. El fuego quema. A quién le hablo, yo no sé. Para qué hablo, yo no sé. Por qué estoy acá sentada, yo no se. Para qué desayuné, yo no sé. Para qué estudié, para qué realizaré una prueba, para qué. Todos los sentidos caen al suelo. Cuando eso pasa solo me queda aferrarme a lo que siento por dentro, lo único que queda vivo, lo único que está siempre fuerte, lo mismo que hoy me destruye, me destruye por dentro, los sentidos por fuera caen. ¿Qué queda? ¡¿Qué queda?! Un tronco hueco y seco en medio de un bosque quemado. ¿Qué sienten los troncos huecos y secos que no han sido quemados? ¿Qué sienten? ¡¿Qué sienten?! ¿Están vivos, están muertos, están muertos en vida?

miércoles, 14 de mayo de 2008

Ventana

La ventana se abrió para dejar entrar una voz que nunca llegará. Y qué puedo yo hacer, si estoy del otro lado. Tal vez no llega porque hay instalada una reja que no deja pasar a las personas que intentan usar instancias inapropiadas para ingresar a lo hogares. Y yo, ilusa, creyendo que las voces pueden cruzar barras de fierro y hacerse oír. Jamás pensé que la realidad fuera tal, que las voces del mundo callaran antes unas barras bien colocadas, que todos renunciaran cuando arriesgan algo de peso, jamás pensé que las palabras salidas de la boca y las escritas en papel perdieran tanto su peso real y su significado cuando el contexto gira ínfimamente.

Pero no es un tema menor la manera en que este mundo golpea para hacerse notar, para que uno esté consciente de la poca libertad de movimiento que posee, este mundo se encarga de que todos tengamos absolutamente claro que, aún siendo “independientes”, no podemos elegir nuestros pasos. Claro que podemos establecer metas, y hay quienes las cumplen, no son pocos. Estos seres han desarrollado la capacidad de adaptarse, son portadores de una versatilidad suficiente que les permite adecuarse a los requerimientos cada vez más extraños y embrollados que les va presentando el destino, el cual justifica demoníacamente los establecimientos de este mundo, imponiendo el escenario como lo más complejo, cegando a las personas que ya han establecido su modo de vivir la vida.

Así es la parte gris de este mundo, comúnmente llamado Santiago de Chile. Las ventanas se azotan con el viento de los camiones y los microbuses, los vidrios se quiebran y el recién llegado grita, se arranca los cabellos, se minimiza. Andar por estas calles es suicidarse un poco cada día, y no quiero perder la sensibilidad. Sé que cuando deje de ver a los automóviles como monstruos modernos me habré convertido en uno de ellos, a menor escala, sobre mi bicicleta. Por eso ya no uso mi bicicleta: usarla significa retarme a perderle el pánico a esta ciudad, y no sé si quiero volverme tan insensible.

Media sábana blanca

Un manto blanco me ayuda a purificar la vida, me lleva tan lejos como necesito, el problema en este segundo es que estoy viajando sola, que no llegaste jamás a nuestra cita no concertada. Por qué? Si no acordamos nada. No importa, ya te encontraré en algún lugar. Hoy, un día demasiado corto, no me destruyo nada. Hoy te quiero ver florecer, hoy pretendo caminar bajo la lluvia y sentir el agua en mi cara, hoy deseo flotar por los espirales y entender que es todo lo que importa hoy. Que no puedo hacer todo lo que me corresponde, que está bien así, que no estoy cometiendo un crimen ni nada parecido, que realmente estás ahí, que estás ahí, que vienes para acá, que sigues vivo, que estás ahí. Demonios. Brinca brinca brinca. Si la vida no fuera cubierta por una sábana blanca quizá dónde llegaríamos a parar. Es un milagro haberla encontrado, y no es lo que te imaginas. No. Queda un resto, esto es magia. Las personas bailan tango, tenemos que bailar tango para ser personas. Bailemos tango. Te invito a San Agustín de Tango a observar al barrigón de la plaza que está encerrado en un círculo debido a su importancia, obvio, debe ser recalcado. Es un manto blanco, un manto blanco. Hoy te puedo escribir, hoy te mostraría ese oscuro borrador. Hoy, si vienes a mí, sabrás. No me gustaría que tú, después de leer algo así, te consideraras con demasiada fuerza un tú, que las palabras que pronunciaste al volver perdieran su peso, no, eso no puede pasar, eso me destruiría, pero hoy, un día demasiado corto, eso no puede pasar. Brinca brinca brinca. Tubos en la cabeza no importan. No importan los tubos en la cabeza. Dime qué. Ven y habla. Habla. Hablemos. Hablemos con la lengua. Ay, esa vida. No importa por qué túnel decidas pasar mientras estés pasando por algún túnel. Yo tomé éste. Tú aquél. No está demasiado lejos: llego caminando. Tal vez sean los dos extremos de un mismo túnel. No, eso no puede ser. Un túnel no se devuelve. Mala metáfora, esto no es ningún túnel. Está limpio ahora, barrido, borrado, listo para ser llenado. Es una sábana blanca, ja. Como las de su sueño, pero ésta está partida por la mitad. Y me envuelve con aire latino. No hay pertenencia de la vida, solo asuntos que no puedo explicar. Está muy bien, pero pasan los segundos, los tictacs que no escucho porque escondí el reloj y no acontece nada. No acaecen cosas. Tengo que ir a buscarlas, verdad? Voy a buscarlas. Y no estudio hoy: otro día más. No me preocupo, no me preocupo. No me importa el tiempo, el tiempo no me está rigiendo, el tiempo es siempre igual, no cambia, qué podría llamarme la atención de eso. No no no. Hay un supermercado en una esquina que no queda tan lejano a la esquina de acá, pero es diferente. Dame vida, sí? Estoy blanca y con media sábana puesta. La sábana también es blanca, pero es otro blanco, es otra blanca. Como esa vez que me puse toda blanca y el blanco no aguantó. Se salieron los colores. Desde dentro aparecieron, como si estuvieran presionados entre tanto blanco que buscaba armonía pero era muy difícil de conseguir en ese día que fue demasiado largo. Podría culparte de tantas cosas. Quiero leer eso que cubrí, ese escrito que por alguna razón demoníaca que desconozco jamás borré, ese escrito que es la única desesperación que me atreví a rescatar, a no dejar que se hundiera junto con los sollozos. Y qué lágrimas, si no entendía nada, la vida se había convertido en un barranco en el cual yo estaba al fondo, y cada día se desbarrancaba un poco de tierra sobre mí. Y qué culpa. No, no hay culpa. Sólo el doble empuje de siempre por esos días titubeó, vaciló, olvidó un poco su técnica innata. Pues qué entretenido es! No tengo más que hacer. Es un miércoles demasiado corto. Tal vez si me apresuro la vida me regale otro miércoles parecido en el que pueda hablar sin usar caracteres extraños como estos, y no es que sea un problema, es que estoy envuelta en media sábana blanca y no lo estoy ocultando. Es lo único que no borré, te va a asustar si no te da miedo. Es lo único que conservé. Documentos históricos, ah? Puedo hacer un blabla y retirarme.

viernes, 2 de mayo de 2008

Creencia

Comienzo a creer que crees.

Creo que crees.

Crees.

Dime que crees.